Vueltas

De vueltas va la vida, como vueltas que da la vida, así me siento yo en estos momentos, o al menos llevo sintiéndome así los últimos meses. Mi vida en Holanda estaba llegando a su fin y no porque no me gustase el país. Había vivido tantas aventuras allí, que no podía sentirme más orgullosa, pero las cosas cambian y las situaciones también, lo único que no acababan allí, eran las experiencias. 


Mi año de au pair se acababa y tocaba tomar decisiones: seguir en Los Países Bajos o volver a Madrid, encontrar una casa nueva, un trabajo nuevo... Miles de decisiones que me quitaban el sueño. Decidí quedarme, ya que tenía la sensación de que mi vida allí había comenzado. Conocí al que ha sido mi grupo de amigos allí en Utrecht, un grupo de personas muy especiales a las que a día de hoy, echo muchísimo de menos. Al poco tiempo encontré un piso precioso a diez minutos en bici del centro de Utrecht, lo único que me faltaba era el trabajo. Intenté encontrar trabajo en agencias de Publicidad y Relaciones Públicas, pero tenía muchísimas complicaciones, ya que al ser empresas holandesas me pedían un nivel de holandés que no tenia y por tanto tuve que decir adios a la idea de trabajar de lo mío. Decidí buscar un trabajo normal para que pudiera aprender holandés y así tener la oportunidad de entrar en una agencia. Me contrataron en un Foot Locker en el centro de Amsterdam, donde estaba muy cómoda ya que el trabajo me gustaba y la gente era encantadora. Según pasaron los meses me di cuenta que no avanzaba, seguía en el mismo trabajo, aunque conocí gente con la que compartí muchos momentos especiales, no encontraba ninguna salida a lo que yo quería hacer. 



Fue en ese momento y tras una crisis mental muy grande, cuando me di cuenta de que era hora de volver a Madrid. Abrí los ojos y vi que mi vida en Holanda no era más que una experiencia de cuando tienes 22 años y has terminado la universidad, pero en verdad, lo que quería era estabilizarme y empezar una carrera profesional y ese no era el lugar. Por ello, decidí volver a Madrid, sabiendo que volvía con las manos "vacías" sin un trabajo y sin saber que iba a ser de mi vida tanto personal como profesional. No me sentía tan sola como en Holanda ya que tenía a mi familia y amigos de toda la vida más cerca que nunca. A pesar de que echaba de menos Los Países Bajos y todo lo que había vivido allí, estaba muy feliz de volver a mi ciudad. 


Tuve la suerte de volver en verano y poder disfrutar de unas vacaciones en Ibiza con amigos, y en Galicia para visitar a mi madre antes de empezar a construir mi futuro, pero esto es algo que os contaré más adelante. 

He vuelto y con más fuerza que nunca. 



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