Hola Holanda

18/05/2017
Muchas veces nos apetece hacer planes que pueden gustarnos muchísimo como ir de viaje, a algún concierto, a cenar… pero nunca encontramos a alguien con quien hacerlo y como vemos que nadie quiere acompañarnos, finalmente, dejamos ese plan de lado. Ese no fue mi caso. Cuando terminé los exámenes, decidí irme fuera de España a descansar y desconectar de todo, pues unos días antes no me encontraba muy bien por los nervios y la ansiedad de los mismos. Mi destino era Holanda, pregunté a varias amigas por si alguna se quería venir pero nadie podía o por temas de dinero o por tiempo, por lo que al final me fui sola. 

Era la primera vez que viajaba sola, me daba un poco de miedo, sobretodo el día antes de irme. Alquilé un bonito apartamento en el centro de Utrecht, donde tenía la estación de tren al lado con un montón de caminos y vías para moverme por todo el país, nada podía salir mal.  

Cogí el vuelo y varios buses para llegar a Utrecht y después, anduve hasta el apartamento. Para mi fue muy fácil moverme en transporte público por Holanda ya que me sentía como si estuviese en Madrid. Fui al supermercado a hacer la compra y después a darme una vuelta por la ciudad. 

Al día siguiente, me levanté, me preparé y me fui al centro de la ciudad a hacer turismo, ¡estaba fascinada!, Utrecht es una ciudad preciosa y me enamoró por completo. Comí en un restaurante, sola por primera vez y he de reconocer que disfruté de la comida más que nunca. Por la tarde fui a ver otras ciudades cercanas a Utrecht y la verdad, no hay lugar feo en ese país. La gente es muy amable y cariñosa, si tienes algún problema o duda ellos no dudan en ayudarte con lo que sea. 

Sábado, nueve de la mañana, sonó el despertador, bajé a desayunar y planeé el día. Ese día por la mañana me apetecía hacer terapia de relajación, por lo que me fui a uno de los puertos a dar una vuelta, sentarme y disfrutar del bonito día que hizo. Por la tardé decidí quedar con unas amigas en Amsterdam y cumplir una de mis mayores ilusiones: tomarme algo en una terraza al lado de un canal, me lo estaba pasando tan bien que no era consciente de que era mi último día y que al día siguiente tenía que volver a Madrid. 

Estaba bastante relajada pero sobretodo feliz. Me sentía como si estuviese viviendo allí, haciendo la vida que me gustaría tener en el país del que estoy enamorada. Me sentía libre e independiente. Hice todo lo que quería sin que nadie me dijera nada. Visité muchísimos sitios y ciudades e hice fotos de todo lo que veía. 


La sensación de felicidad que me da estar allí es inimaginable, y las ganas que tengo de estar viviendo allí y tener mi propia vida, más. 


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