Visitando Los Países Bajos: Westerbork y Leuuwarden

16/06/2018
Según iba avanzando mi estancia en Los Países Bajos, iba conociendo mas y mas sitios del país, pero una de las zonas que faltaba por visitar era la zona del norte, -entre otras pocas -.  Por lo que aquel domingo, cogí mis cosas, me preparé y puse rumbo hacia el norte del país. El objetivo de aquel día era ir al campo de concentración Westerbork, donde fue enviada Anne Frank cuando fue descubierta en el anexo; y Leuuwarden, en especial una exposición bastante interesante que tenía ganas de conocer.

La primera visita fue al Campo de concentración Westerbork. Conforme iba acercándome con el coche, la sensación era bastante extraña. Al lado de la carretera, podías encontrar unas vías del tren las cuales iban hacia el mismo sentido, aunque no conducían al mismo lugar, pero te recreaba la imagen de los Judíos siendo transportados en aquellos trenes al campo de concentración. Al llegar, fui al museo donde se encontraban algunas de las pertenencias y fotos de las personas que  estuvieron ahí, y donde se compraban los billetes de bus que te dirigían hacia el campo de concentración. Ya en el bus, me sentía bastante rara, el paisaje se empezaba a transformar y todo se volvía gris y frió, sin importar el soleado día que hacía. Nada más llegar, lo primero encontré fue la casa de uno de los comandantes del campo, ¡COMPLETAMENTE INTACTA!, la habían conservado tan bien que se mantenía indemne. Según te adentrabas en el campo, la sensación de malestar iba aumentando, y aunque la mayoría de edificios y zonas se encontraran deshechas, lo que podías encontrar causaba bastante impresión. Especialmente, cuando visité uno de los barrancones, y el lugar donde se encontraban todas las piedras con la estrella judía  que hacían honor a todas las personas de ese campo que fueron enviadas a otros y perdieron sus vidas, una de ellas, Anne Frank. 


Con el estómago un poco revuelto y el nudo en la garganta por todo lo que sentí y vi en aquel lugar,  fui a Leuuwarden a visitar la exposición del pintor Escher en el Fries Museum. Un pintor que se caracteriza por sus cuadros de mundos imaginarios y espacios paradójicos. Entré en la ultima sesión del día, por lo que solo disponía de una hora para ver la exposición entera. Los cuadros de este pintor me parecían bastante interesantes, pero yo no dejaba de preguntarme donde estaban las pinturas que realmente me interesaban. Vi las cuatro primeras salas, junto con la simulación de habitación de Escher, y cuando menos lo esperé... ahí estaba, la última sala, donde se encontraban todos sus llamativos cuadros. No podía dejar de mirarlos y crear en mi cabeza las historias que el pintor quería provocar en la gente al ver sus cuadros. Estaba tan concentrada, que cuando me quise dar cuenta la sesión había terminado y tenía que irme del museo porque cerraba. Salí muy contenta de haber visto por fin sus cuadros, pero a la vez un poco arrepentida, ya que le dediqué mucho mas tiempo a las otras salas, cuando a la que quería dedicar todo el tiempo fue la última. Aun así, fue una exposición espectacular que te invitaba a pensar de qué manera ves las cosas y como quieres interpretarlas. 


Para cerrar este día tan bonito, fui a dar una vuelta por la ciudad de Leeuwarden. Me pareció preciosa, con sus calles y sus bonitos edificios y canales, aunque, el cansancio ya se apoderaba de mi y lo que más necesitaba era ir a casa y descansar del fin de semana. 






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