Visitando Los Países Bajos: Un día por Amsterdam

01/03/2018
Amsterdam, esa preciosa ciudad que ya había visitado cientos de veces, que me conocía de arriba a abajo - o eso creía - y a la que ya consideraba como "una ciudad normal".  Lo cierto era que estaba equivocada. Amsterdam tiene muchos secretos escondidos entre sus edificios y sus canales, y aquel día, iba a descubrir alguno de los lugares recónditos de la ciudad. 


Nada más llegar a Amsterdam, el primer lugar que visité fue el Rijksmuseum. Hacía tiempo que quería ir, me llamaba muchísimo la atención, ya no solo por su apariencia, si no por las reliquias que se encontraban allí dentro, y más, sabiendo que la mayoría eran de uno de mis pintores favoritos, Rembrandt. Cada planta del museo comprendía un siglo diferente, desde los años 1100 hasta el 2000. Según entré, me llevaron directamente a la segunda planta en la que se encontraba el arte de los años 1600 -1700. Me hicieron ir un por un pasillo en el cual tenía que andar sin mirar al frente, pues la sorpresa estaba al final de ese pasillo, en una de las salas centrales del museo. Cuando llegamos, levanté la mirada y ahí estaba, uno de los cuadros más famosos de Rembrandt, a unas dimensiones increíblemente grandes, La ronda de noche. Fue una sensación espectacular poder verlo en persona y no a través de un libro, así como la mayoría de obras que pude contemplar de aquel pintor y de otros muchos. 
Después de recorrer casi todas las plantas del museo, me dirigí a la última planta, la que comprendía los años 1950 - 2000, había una obra que me moría de ganas por ver. Se trataba de uno de los vestidos de Yves Saint Laurent, de hecho, cuando subí a la tercera planta me fui directa hacia el vestido.Estaba totalmente enamorada, era precioso, tanto que estuve casi 15 minutos mirándolo sin moverme del sitio. 


Tras la visita al Rijksmuseum, fui a visitar uno de los secretos que se esconde en un edificio normal y corriente de Amsterdam. Según llegué y vi su apariencia, no le encontraba ningún tipo de misterio, pues se trataba de una tienda/museo. Dejé las cosas en el ropero y entré por una puerta, la cual, te dirigía a una casa, muy antigua por cierto. No entendía mucho el por qué de aquel "museo", pero todo empezó a tener sentido en cuanto subí al ático de la casa. Se trataba de una iglesia, una iglesia muy muy grande para estar en una casa. Era lo último que me imaginé cuando entre en aquella casa, pero  en el siglo 17 el catolicismo era perseguido y por lo tanto, existían iglesias clandestinas, esta era una de ellas. Me sorprendió bastante como estaba encubierta y pasaba desapercibida. Esta iglesia puedes encontrarla en la calle Oudezijds Voorburgwal 40 (Amsterdam). Uno de los lugares que merece la pena visitar si estás de visita por Amsterdam.


El hambre empezaba a llamar y por eso, para acabar aquel precioso día por Amsterdam, fui a otro de los mejores lugares, - para mi, mi favorito, - de esta ciudad. Este sitio no es ni mas ni menos que una tienda de galletas, pero no una común, parecía sacada de los años 50 o 60.  El olor que desprendía te invitaba a entrar unas calles más atrás, pero la autentica delicia se encontraba dentro. Estaba especializada en un tipo de galleta concreta que sin duda, es incomparable al resto de galletas que habré comida durante toda mi vida. La galleta está hecha de chocolate negro, rellena de chocolate blanco, una mezcla de sabor que hace que quieras comer más y más, además, la textura junto con el sabor hace que sean las galletas más especiales. La tienda se llama Van Stapele Koekmakerij y se encuentra en la calle Heisteeg 4. Una autentica delicia. 


A veces, tenemos tan "cerca" los sitios que no nos molestamos en conocerlos en profundidad, pero cuando lo haces, sabes que merece la pena seguir buscando los secretos que se esconden en cada rincón de las ciudades.




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